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...ser agua para poseer tu cuerpo desnudo cada maÃÂñana, y quedar impregnado de ti todo el dÃÂÃÂa. Cubrirte de cabeza a pies, porque la gravedad impone su ley a las frases hechas, y derramarme sobre tus sinuosas curvas que guÃÂÃÂÃÂÃÂan mi camino, entre tus pechos y entre tus nalgas, o una cicatriz oculta que cuido como un bÃÂálsamo. Precipitarme al vacÃÂÃÂÃÂÃÂo desde la cima en que se transforman tus pezones erizados y al mismo tiempo dibujar la sensualidad de tu figura, resbalando desde tu cintura, caderas, y en una caprichosa espiral alrededor de tus muslos.
Ser agua y sentir la carnalidad de tu cuerpo, o la dulzura de tus labios y saciar tu sed. Toda tu sed, y ser el complemento a tus manos que tienen el privilegio de la caricia y me llevan por cada rincÃÂón de tu piel.
REPETIDO CON TILDES Y SIN CARACTERES RAROS EN EL PRIMER COMENTARIO
"A mi edad uno es sincero forzosamente. Mentir cansa mucho" La peste, Albert Camus
Como mentirte, estando yo ya en esa edad cansada de ser sincero, pero sobre todo cuando tu propio cuerpo habla y arroja verdades como pun~os, habla de sensualidad, de ser natural y ser una misma, un alla tu y alla ellos porque aqui, aqui estoy yo, y esta soy yo. Al natural, sin artificios. Con esas cicatrices que dejan en el alma las heridas de la vida, y esos embusteros ocultos en tras un antifaz de sonrisa. Esa huella que el vivir deja en el cuerpo, pero nos hace conocerlo y apreciarlo un poco mas.
Asi, con sinceridad te digo bella y hermosa, y gracias cuando recoges la flor y la luces junto a tu pecho, aunque una espina obcecada trate de impedirlo, y regalas tu verdad al mundo.
-------------------- (sin tildes, para que se lea mejor, dado que siguen publicando caracteres extran~os), incluida nuestra querida en~e
El norte en la brÃÂújula, el destino en la ruta y la parada en el camino. ÃÂÿUn sueÃÂño?, una locura quizÃÂás de deseo y esperanza, una ilusiÃÂón real.
------------------ Sin tildes para que se lea mejor ðÃÂÃÂà-------------------
El norte en la brujula, el destino en la ruta y la parada en el camino. ?Un sueno?, una locura quizas de deseo y esperanza, una ilusion real.
Parece un delicioso sueño, pero al final resulta ser una pesadilla. Porque cuanto más intenso resulta ser, tan intenso mi piel se eriza y siento cualquier como si fueran tus propias manos, tan intenso que el calor brota desde mi interior hasta hacer transpirar todo mi cuerpo y pegar las sabanas a mi piel como tu cuerpo se pega al mío, tan intenso y real que cuando esa sensación tan placentera, de completitud, casi de felicidad absoluta, recorre todo mi cuerpo y lo hace estallar en un orgasmo que sacude espasmódicamente todo mi cuerpo con placentera violencia hasta despertarme y hacerme abandonar el sueño, y descubrir que solo estabas en mi mente,
Hoy no quería abrir los ojos, luchaba y me aferraba por apaciguar el fuego que me hacía arder, porque no quería descubrir otra vez que todas esas sensaciones que recorrían mi cuerpo, se desvanecerían cuando el más dulce y placentero de los sueños se trasformara en la pesadilla del vacío.
Y sin embargo, al despertar y estirar mi cuerpo con desesperación te siento todavía aquí, esta vez estiro mi mano, y te toco, siento tu cuerpo pegado al mío, todavía pegajoso.
Ahora que te toco, sé que es un sueño. El sueño de tenerte a mi lado.
Te debo unas palabras, aunque todavía sigo dudando si tienen que ser una disculpa o ser palabras de agradecimiento, pues cada vez que mi mente empieza a buscar las palabras que regalarte y busca en mis recuerdos, mi mente se llena con tu imagen, se llena de recuerdos, de sensaciones. De ese silencio que se hace cuando es tu mirada la que habla y me abres tu cuerpo y tu mente. Como resistirse a esa mirada que me dice que te entregas a mí y me invitas, casi me exige, que con justa reciprocidad me entregue a ti.
Te tengo delante de mí y ya no nacen las palabras porque te siento en mis manos, en la punta de mis dedos que se deslizan sobre tu piel desnuda, tus piernas, tus caderas, tu cintura, tu espalda, y puede leer sobre tu piel erizada la creciente excitación como si al paso de mis dedos formara un código Braille. Y al sentir la turgencia de tus pechos, la rugosidad de tus pezones que se aprietan sobre si mismos, me hablan de su color, de como se transforman y se oscurecen, más hermosos, más sensibles reclamando aún más mi atención. No pueden salir las palabras porque te siento en mis labios. Siento en mi boca el sabor de tus labios, de tus besos, de tu lengua jugando caprichosa con la mía, y me dejo caer por tu cuello arrastrando el sabor de nuestros besos por tu piel, parada obligada en tus pechos pagando la visita que reclamaban, alimentando aún más mi deseo. Y proseguir en una expedición sin fin a lo largo de tu cuerpo para extraer e impregnarme de todo su sabor y todos sus aromas.
Hasta alcanzar ese momento, esa maravillosa sensación de sentir como el placer más intenso recorre tu cuerpo de mujer, como se traduce en una miríada de sensaciones por todo su cuerpo, la piel erizada y empapada de sudor, la respiración agitada y sincopada, palabras que se pierden entre jadeos o gritos de placer, el cuerpo agitándose, retorciéndose tembloroso de placer, los músculos tensos y palpitantes, toda inundada de tu propia humedad que se desborda y el aroma de tu placer, tu fragancia, llenándolo todo. Una tensión que se descarga como latigazos de placer, y provoca todavía respuestas más intensa al siguiente golpe de placer...
- ¿Qué? - contestas sorprendido sin saber a que me refería - Mis curvas, ¿Te asustan...? - vuelvo a insinuarme mordisqueando y chupando un dedo que luego dejo resbalar por el canal que formaban mis pechos - ¿Las tuyas? Curvas peligrosas sin duda, pero no porque asusten, sino porque fascinantes, una tentación que seduce solo con recordarlas e imaginarlas, con describirlas, y llevarte una caricia en cada palabra, un beso en cada letra, un orgasmo en cada página - Quiero una página de esas, en realidad un libro entero - te digo llevando mi dedo todavía humedecido a tus labios Y sujetándome el dedo para que no volviera a mis labios, te acercas a mi boca: - Habrá que empezar por la primera letra - dices un instante antes de que tu boca se adueñe de mis labios, un dulce beso recibido como la caricia de una mariposa, al que correspondo y me entrego, que se repiten mientras dejo atrapar mis labios entre los tuyos y me dejo saborear, hasta convertirse en un ósculo profundo, penetrante, intenso, hasta sentir como tu lengua viola mi boca.
Ahora siento tus manos recorriendo mi cuerpo, llenándome de palabras y creando metáforas, midiendo y apoderándose de las curvas que me definen. Y esa sensación, como una pequeña descarga que recorre mi espalda y eriza mi piel, cuando las noto deslizarse por primera vez bajo mi ropa y siento la caricia de tus dedos sobre mi piel, suavemente, con dulzura al principio, y después hundiéndose con libidinosa codicia al sentir la voluptuosidad de mis pechos. Siento la necesidad de gemir, suspirar, por este momento tanto tiempo esperado, un grito liberador que es a la vez una llamada al deseo, pero mi boca es prisionera de tus labios y solo puedo apretarme contra ellos con más intensidad y resonar en tu boca.
Rindo mi cuerpo a tu mano invasora, que como todo conquistador impone su ley y me desnuda sin preguntar, me dejo hacer, me quiero dejar hacer, sentir mi cuerpo profanado y sacudido por el tacto rudo y masculino de tus manos hundiéndose entre mis carnes, entre mis piernas, donde el deseo ya hace brotar un manantial... - Ábreme toda - te susurro al oído. Cierro los ojos, y tus dedos, lubricados por mi propia corriente, me abren y me llenan... Solo es la primera página del capítulo que escribiremos hoy, más allá de las palabras, más allá de la piel y nuestros sentidos, llevándonos cuerpo y alma en comunión con el deseo y el placer.
Una caricia en cada palabra, un beso en cada letra, un orgasmo en cada página. ¿Puede ser? Así siento tus manos recorriendo mi cuerpo, midiendo y apoderándose de las curvas que me definen. Y esa sensación, como una pequeña descarga que recorre mi espalda y eriza mi piel, cuando las noto deslizarse por primera vez bajo mi ropa y siento la caricia de tus dedos sobre mi piel, suavemente, con dulzura al principio, y después hundiéndose con libidinosa codicia al sentir la voluptuosidad de mis pechos. Siento la necesidad de gemir, suspirar, por este momento tanto tiempo esperado, un grito liberador que es a la vez una llamada al deseo, pero mi boca es prisionera de tus labios y solo puedo apretarme contra ellos con más intensidad y resonar en tu boca.
Mi cuerpo se rinde a tu mano invasora, que como todo conquistador impone su ley y me desnuda sin preguntar, se deja hacer, se quiere dejar hacer, sentirse profanado y sacudido por el tacto rudo y masculino de tus manos hundiéndose entre mis carnes, entre mis piernas, donde el deseo hace brotar un manantial... - Ábreme toda - te susurro al oído Y cierro los ojos y tus dedos, lubricados por mi propia corriente, me abren y me llenan... Solo es la primera página del capítulo que escribiremos hoy, más allá de las palabras, más allá de la piel y nuestros sentidos, llevando cuerpo y alma en comunión con el deseo y el placer.
...y en tu ausencia, sin tu brillo, se hace el silencio y la oscuridad, para extrañar aún más tu presencia.
Sin embargo, el recuerdo perenne de esa sonrisa, de esos labios, como en un acto de reflejo condicionado me trae el sabor de tu boca, el roce de tu lengua en mis labios, entre mis labios, en mi boca. Un recuerdo que despierta todos los sentidos, hasta escuchar y sentir el roce de tu piel, y en cada inspiración sentirme embriagado por el aroma de tu cuerpo.
Eres dolorosa dualidad, idealizada e inalcanzable como una ninfa, rodeada de un aura y con la divina y perfecta sensualidad de una diosa del Olimpo. Y a la vez tan real y presente, tan humana y aún más mujer, sensible y apasionada, carnal y voluptuosa, musa de vibrantes palabras y objeto del más oscuro deseo... Cautivadora como la más hermosa joya, apreciada como el más divino tesoro.